Philadelphia
Philadelphia, película estadounidense ganadora del Oscar el ‘93 dirigida por Jonathan Demme y protagonizada por Tom Hanks, Denzel Washington yAntonio Banderas nos hace pensar en el SIDA, en las personas que lo padecen y en las actitudes que tomamos frente a las mismas.
¿Cuánto y cómo ha cambiado nuestra sociedad desde que el SIDA comenzó a expandirse? Y ¿Qué tanto sabemos del virus, hoy? Son preguntas que, asumo, no soy la primera en hacerse.
Por lo pronto, esto: “El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) infecta a las células del sistema inmunitario, alterando o anulando su función. La infección produce un deterioro progresivo del sistema inmunitario, con la consiguiente "inmunodeficiencia". Se considera que el sistema inmunitario es deficiente cuando deja de poder cumplir su función de lucha contra las infecciones y enfermedades. El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) es un término que se aplica a los estadios más avanzados de la infección por VIH y se define por la presencia de alguna de las más de 20 infecciones oportunistas o de cánceres relacionados con el VIH.
El VIH puede transmitirse por las relaciones sexuales vaginales, anales u orales con una persona infectada, la transfusión de sangre contaminada o el uso compartido de agujas, jeringuillas u otros instrumentos punzantes. Asimismo, puede transmitirse de la madre al hijo durante el embarazo, el parto y la lactancia.” (Tomado de la OMS, en: http://www.who.int/es/)
La lucha contra el SIDA tiene un día pero la lucha es constante… una lucha contra la muerte física pero también contra la muerte social del sujeto que padece el VIH o SIDA.
De nuevo: “A nivel mundial, 33.4 millones de personas están infectadas por el VIH o aquejadas de sida; la abrumadora mayoría de ellas viven en países de ingresos bajos y medianos. Se calcula que en 2008 contrajeron la infección 2,7 millones de personas.
El VIH/sida es la principal causa infecciosa de mortalidad en todo el mundo; hasta la fecha se ha cobrado un tributo de más de 27 millones de vidas. Se calcula que cada año mueren por esta causa 2 millones de personas.” (Tomado de la OMS, en:http://www.who.int/es/)
¿Cuántos millones de muertos en vida pululan por las calles? Uno de los problemas del VIH y del SIDA es la discriminación que sufren las personas que la padecen por los juicios de valor que apuntan a su moral a “lo que habrá hecho para enfermarse”. El SIDA es una enfermedad por demás cargada de juicios morales, nada contemplativa, que no perdona, que no entiende, que no escucha, que segrega, que duele, que humilla.
El que padece de estas enfermedades, por lo general, no es visto como un sujeto que necesita de nuestra ayuda y creo que junto con las personas que padecen la TBC son de las más segregadas ¿por qué?: por miedo, por ignorancia.
El VIH solo se transmite por mantener relaciones sexuales con alguien que ya padece la infección, por compartir agujas o jeringas con ella o por recibir transfusiones de sangre infectada así como también se transmite de madre a hijo en el embarazo y lactancia.
En mi vida me ha tocado ver a personas que padecen este mal y creo que Philadelphia retrata muy bien la segregación en la que viven porque pone sobre la mesa la causa principal de esta: la ignorancia ¿Por qué los socios despiden a Andrew? ¿Por qué Miller retira la mano cuando Andrew se la extiende y luego le dice que tiene SIDA?
Andrew representa a muchos de los sujetos que no solo llevan sobre la espalda la enfermedad sino también las criticas, a la salida de la primera sesión en la corte se leía en uno de los carteles que los manifestaban llevaban “AIDS CURES GAYS” y aunque él lo era ¿Qué podemos decir de los miles de niños y heterosexuales que lo padecen? ¿Por qué el SIDA es una enfermedad asociada con la homosexualidad? “AIDS IS A GAY DISEASE” ¿Por qué?
“El hecho de que hubieran sido hombres homosexuales los primeros en contraer SIDA en los Estados Unidos, llevó a pensar que el estilo de vida homosexual se relacionaba directamente con la enfermedad. Esto fue desechado al observarse que el síndrome era común a distintos grupos: drogadictos endovenosos masculinos y femeninos; hemofílicos y quienes habían recibido transfusiones de sangre; mujeres cuyas parejas sexuales eran hombres bisexuales; quienes recibían productos derivados de la sangre y niños nacidos de madres con SIDA o con historia de drogadicción endovenosa.
Varios expertos en salud pública llegaron a la conclusión de que el conjunto de casos de SIDA y el hecho de darse en diversos grupos de riesgo sólo podía explicarse si el SIDA era originado por un agente infeccioso transmisible a la manera del virus de la hepatitis B: por contacto sexual, por inoculación de sangre o de hemoderivados y de la madre infectada a su hijo.
Hacia 1983, numerosos grupos de investigación se habían concentrado en los retrovirus para hallar claves que condujeran a cómo se originaba el SIDA. Dos retrovirus recientemente reconocidos - HTLV-1 y HTLV-II - eran los únicos virus estudiados capaces de infestar a los linfocitos T, las células afectadas en personas con SIDA. El esquema de transmisión era similar al observado en pacientes con SIDA: el HTLV se transmitía por contacto sexual, de la madre a hijo o por exposición a sangre infectada.
El VIH recién se transformó en epidemia (… durante la década de los 80’s y 90’s…), quizás como consecuencia de las migraciones de zonas rurales a centros urbanos de países desarrollados, de individuos jóvenes, pobres y sexualmente activos, con el consiguiente retorno a su zona de origen e internacionalmente, como consecuencia de guerras civiles, turismo, viajes de negocios y tráfico de drogas.” (Tomado de monografías.com)
Es importante conocer la enfermedad para poder prevenirla pero no solo prevenirla sino entender al que la padece y ver más allá de un cuerpo flaco o una cara manchada.
En nuestro país existen albergues para niños con SIDA donde también viven madres que padecen el mal, recuerdo que la mamá de una amiga mía se encariñó con uno de los niños y le dolió tener que dejarlo para seguir viviendo su ‘perfecta’ vida al lado de su esposo y sus tres sanas hijas. Otra vez conocí a una mujer madre de cuatro niños que había sido contagiada por su pareja y que estaba esperando al quinto de sus hijos, vivían en un AA.HH y aunque era una persona sumamente informada sobre su enfermedad, contaba con pocos recursos para llevar los tratamientos que se sugiere que se lleven y tenía la esperanza de no contagiar a su niño en el parto, me contaba de la discriminación que sufría por varios de los vecinos que preferían no tocarla o no hablarle y no dejar que sus hijos jueguen con los suyos y mucho menos frecuenten su casa aunque solo el niño que llevaba en el vientre padecería la misma enfermedad que sus padres pues el conviviente de M. contrajo la enfermedad por otra vía transmitiéndosela luego a ella después de varios años de vivir juntos. Lo último que supe de M. es que no pudo evitar que su niño se contagie al nacer.
Nuestra sociedad aún está muy lejos de entender la enfermedad y a sus actores. Philadelphia trata de mostrarnos este hecho y hacernos reflexionar sobre el mismo logrando conmover pero sobre todo considerar aspectos en los que tal vez no hayamos podido pensar antes como lo importante de la familia o de un abrazo amigo en situaciones donde la suerte ya está echada.